domingo, 17 de enero de 2010

FEMICIDIO. La violencia mas atros



Argentina: Feminicidio, la muestra extrema de que la violencia de género existe en Mendoza
Mariana Alvarez (MDZOL)
El asesinato de Silvana González (36) recuerda otros casos en que la violencia contra las mujeres fue fatal. En efecto, la Provincia tiene en su pasado reciente muchas víctimas, cuyas vidas fueron arrebatadas por el sólo hecho de ser del sexo femenino. El Instituto de la Mujer explica en qué consiste el preocupante fenómeno.

Micaela Reina, Sandra Díaz, Yanel Serapio, Lucía Lucero de Tarqui, Lilian Gómez, Mayra Tarifa, Vanesa Martínez, Julia Roldán, Sandra Salas, María Valeria Fontagnol… son los nombres de mujeres que murieron víctimas de la violencia de género. También son nombres que sonaron reiteradas veces durante el 2009: algunos asesinatos ocurrieron el año pasado; en otros casos, las causas concluyeron con marido detenido, con el agresor matándose en la cárcel o en juicios sin culpables condenados.

Empezó el 2010 y un nuevo asesinato de una mujer, que se le puede atribuir a la violencia de género, sacudió a Mendoza. El crimen de Silvana González, de 36 años, ejercido con ensañamiento, empañó estos calurosos días de enero y volvió a traer a la mente una palabra que debería reemplazar la trillada frase “crimen pasional”: el feminicidio.

MDZ consultó al Instituto Provincial de la Mujer sobre el punto extremo que pone un fin macabro a la violencia de género.

El feminicidio, según el organismo provincial, “es el crimen directamente ejercido contra la vida de las mujeres por su condición de mujer. No son crímenes aislados sino producto de una estructura de desigualdad, opresión y control hacia un determinado género”.

Antes de la muerte o, a veces, lo que antecede lentamente al asesinato es la violencia intrafamiliar, los abusos sexuales, la discriminació n más burda con simples comentarios machistas.

Concretamente, el Instituto entiende al feminicidio como “la forma más extrema e irreparable de violencia sexista. Se desarrolla en un clima que tolera la discriminació n y comportamientos que violentan los derechos de las mujeres”. Y sin embargo, muchas adolescentes, jóvenes y adultas creen que se merecen el “castigo” porque algo habrán hecho. Y sabemos, como argentinos, esta frase cómo caló hondo en épocas de dictadura.

Según un informe de Amnistía Internacional Argentina, que fue señalado por el instituto, cada 60 horas una mujer muere en el país como consecuencia de la agresión de su pareja, ya sea novio o esposo, o ex. También hay adolescentes, como Micaela Reina, Yanel Serapio, o Mayra Tarifa, que mueren después de haber sido ultrajadas por un hombre que, quizás, creyó haber tenido más poder que ellas.

En estos casos, como los que se recuerda a continuación, se demuestra lo que el feminicidio provoca: “Una intención de controlar, de dominar, de opacar la autonomía de las mujeres. La acción criminal se desencadena junto a un desajuste en la estructura de poder".

También Lilian Gómez (50), fue víctima de un violador serial, que además de robarle la intimidad, le robó la vida. Luego, el agresor quedó detenido y se suicidó en la cárcel. Por otro lado, Julia Roldán, un domingo de julio, salió desde su casa y sus hijos la encontraron al otro día desnuda y sin vida en una finca de Rodeo de la Cruz. Su rostro había sido comido por los perros.

Los otros nombres mencionados al inicio de la nota pertenecen a víctimas de crímenes, cuyo principal sospechoso es quien había sido pareja –como por ejemplo el doctor Oscar Tarqui en el caso Lucía Lucero- o ex pareja, como en los casos Fontagnol y Salas, donde la ruptura de la relación fue determinante para terminar también con la vida de la mujer. En ambos hechos había otra coincidencia: los ex habían vestido uniforme de la fuerza en algún momento de sus vidas. A Valeria la mató su ex marido, quien había sido separado de Gendarmería Nacional. La muerte de Sandra estuvo a cargo de un ex policía, quien se ahorcó tras haber asesinado a su ex novia. De las causas mencionadas, la del crimen de Sandra Díaz terminó con su marido condenado a 11 años de prisión.

La muerte de Silvana

Silvana González (36) fue encontrada muerta este martes en su casa, tendida sobre la cama y con un golpe en la cabeza que le hundió el cráneo. Su hermana se topó con la brutal escena. La casa estaba ordenada, faltaba sólo un par de elementos –incluso familiares dijeron que sólo se había sustraído un equipo de música- y la llave aún estaba puesta en la puerta de entrada… Sólo había una ventana abierta por la cual entró la joven presintiendo qué algo malo había pasado y por la cual, seguramente, escapó el agresor, cuya arma homicida aún no fue encontrada.

La fiscal especial Claudia Ríos ya tomó declaración al entorno familiar de González y, mientras se esperan resultados de otros análisis que completarán el informe de la necropsia, este miércoles a la noche se hizo un fuerte operativo que arrojó como resultado la detención de la última pareja conocida de la víctima: Oscar Burgoa, de 25 años, en cuyo poder se encontraron elementos faltantes en la escena del crimen.

El delito está calificado momentáneamente como homicidio criminis causa, que es la descripción para un hecho donde un delito (como por ejemplo un asesinato) sirve para tapar otro delito (un robo). El detenido podría ser imputado en la jornada de este jueves en horas de la mañana, luego de que sea indagado por Ríos, aunque ya habría confesado en el momento de la captura que fue responsable del crimen de su ex novia.

La educación del hogar y el cambio de términos

La violencia hacia la mujer no es una patología, es una conducta adquirida con el tiempo. “El feminicidio tiene sus raíces en el machismo que es una expresión del patriarcado, conducta de poder fuertemente arraigada en nuestras familias e institucionalizada en nuestra sociedad. Estos crímenes se desarrollan dentro de un entorno de las relaciones de pareja. Esto confirma que la violencia familiar sigue siendo uno de los problemas medulares de nuestros tiempos”, indicaron desde el Instituto de la Mujer.

A estas declaraciones, se le podrían sumar la postura del Inadi, expresada por su titular en Mendoza, Karina Ferraris, en una entrevista a MDZ: “Más de una vez vemos ‘Crimen pasional: mujer muere asesinada por su pareja’ y después revisamos que la mujer tenía un sinfín de denuncias por violencia doméstica. Sin embargo se titula así y allí no hay nada de pasión, hay odio y violencia de género que otra cosa”. Por lo que un cambio de términos también sería una avance para ir desterrando la violencia de género.

“La superación de las tendencias feminicidas es un trabajo arduo, de varias generaciones, porque se trata de un cambio de mentalidad”, sostiene el Instituto de la Mujer, al tiempo que recomienda: “El hogar es nuestra principal fuente de aprendizaje, pero hay otros entes socializadores como la escuela, las leyes, la opinión pública y la comunidad en general, y los medios de comunicación entre otros”.

La decena de mendocinas mencionadas en esta nota están dentro de un grupo de casos “resonantes” porque sus muertes fueron mencionadas en los medios de comunicación. Ahora, hay que pensar cuántas mujeres mueren en los hospitales tras haber recibido una dura golpiza o cúantas se suicidan porque no toleran la situación.

Quizás, en un análisis más profundo, habría que ponerse a pensar: ¿Cuántas mujeres están “muertas” en vida porque no pueden escapar de la violencia y porque no pueden “ser” libremente mujeres?
http://www.argenpre ss.info/2010/ 01/argentina- feminicidio- la-muestra. html

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